domingo, 5 de marzo de 2017

Monteando en el Prizcalejo



Varias veces me habían ofrecido esta finca para montear, pero por una cosa o por otra nunca había podido asistir, hasta que hace un par de años cuadré fechas y me apunté a montear el Prizcalejo.

El Prizcalejo se encuentra en una zona muy montera de la sierra de Villaviciosa. Dirección Trasierra-Villaviciosa , o bien pasando Villaviciosa o atravesando el puente del orejón también se llega a esta bonita finca. Se encuentra flanqueada por fincas conocidas en el argot montero como, El reservado de las albertillas, La Campana o los Boquerones... 


El monte que posee es muy diverso, zonas de pinar, un arroyo que la delimita con los boquerones y la cañada de la zorra  y también bastante monte de cabeza, todo esto hace que esta finca saque unos puestos preciosos para montear. 

Ese día me acompañó al puesto mi hermano Gonzalo, que le gusta esto, pero no es que le quite el sueño tampoco... 


La junta se hizo en una explanada que hay próxima a la finca. 


Sorteamos, rezo de rigor y empezaron a la salir las armadas. 


Me tocó en suerte una traviesa, que anteriormente me habían comentado que no era mala, la traviesa del higuerón. Era una humbría que hacía forma de ¨V¨ y en el vértice de la ¨V¨ estaba el puesto. Dominabas por la parte delantera un testero de pinos hacía arriba y por detrás un cerro muy tupido de monte.
Cierva por el tiradero




Durante las primeas horas de la montería estuvimos entretenidos con las ciervas, pero de momento no había dado cara ningún venao ni cochino. 


Habiendo pasado el ecuador de la montería y sin perder de vista el pinar que tenía enfrente, veo como asoma por la parde de arriba una res... los nervios afloran y la garganta se me va secando, al ir solo, pienso que podía ser un venao… efectivamente era un venao, lo dejo que avance para abajo y se para, lo tenía parado de frente a uno 150 metros, mirándome... apunto, quito el seguro y dejándome el 
pecho de frente al descubierto le meto la cruz, aprieto y... POMMM, salta y acusa el tiro, va tocado y se sienta, por no secundar el tiro porque estaba ya en el suelo no lo tiro, cuando al minuto o así de estar tumbado en el suelo, se levanta de un salto y emprende una carrera hacía abajo con la inercia del terreno, le suelto otro tiro y lo toco trasero pero sigue...Gracias a Dios me lo remató el puesto de al lado. En ocasiones, la fuerza de estos animales es alucinante.


Gonzalo Priego y Nico Priego con el venao
Trascurre la montería y ya casi en el tiempo de descuento, escucho por la parte derecha del puesto y dentro de la caja del arroyo, algo que me hace ponerme en alerta, los perros ya habían pasado y  pienso que podía ser un cochino. Efectivamente, al tiempo lo veo gatear testero arriba, un cochinete que ni corto de perezoso se pasea por el pinar… encaro y le suelto un tiro, veo como lo acusa pero no cae, le suelto otro tiro...y así las 4 balas que tenía en la recamara…Cayó a unos 10 metros del último tiro.


Nico Priego junto al cochino.




Termina la montería y me dispongo a pistear con mi hermano Gonzalo. Primero, fuimos  a por el cochino que estaría muerto, y luego fuimos a por el venao. Seguimos la sangre que había en el mismo sitio donde estuvo tumbado y nos llevó hasta donde lo encontramos rematado por el puesto vecino, que decía que iba ya muerto. 


Recogimos, fotos de rigor y nos dirigimos hasta el cortijo que no estaba muy lejos. 


Esperamos que llegaran las reses, y emprenderíamos el camino hacía Córdoba.


Gonzalo Priego y un servidor con el resultado del puesto.



Buen sabor de boca el que me dejo el Prizcalejo y al que no dudé volver años posteriores, aunque ya sin tanta suerte como aquel día

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