La caza da muchos
amigos, pero esta vez el que me llama para cazar con él, a pesar de que nos
llevamos algunos años, es un amigo de estos con los que sabes que
puedes contar para todo, y cuando hablo para todo, es para todo, es una
persona que me ha enseñado muchas cosas y me ha dado consejos muy valiosos para
la vida misma.
Esta vez me dispongo a
cazar con mi gran amigo Juande Agredano. Juande es conocido en el mundo de la
caza por haber tenido durante más de 20 años una rehala de las llamadas de
¨catrecillo¨. A sus espaldas cientos de monterías y cientos de reses abatidas. Con Juande he pasado jornadas inolvidables de caza menor.
La media veda siempre la
inaguramos por tierras jiennenses y es que su mujer, Belén, tiene por allí un
olivar dónde los conejos abundan.
Muy temprano quedo en su casa para recogerlo, cargamos el coche y sin
demorarnos mucho,porque en pleno mes de agosto, no se puede estar en el campo pasando las 11 de la mañana, partimos hacia la primera parada, que será en el surtidor que hay camino de Madrid.
Tras un café,emprendemos la marcha,
en poco menos de una hora llegamos a Las Capitanas.
La modalidad que allí practicaremos es la caza del conejo a rececho. Mucha paciencia, saber andar por el campo, y tener una vista de lince, serán las principales características que debemos de tener para este tipo de caza.
La finca es una preciosidad, abunda el olivar y está repleta de zanjas con matorral que le sirve de cobijo a estos pequeños huidizos.
La modalidad que allí practicaremos es la caza del conejo a rececho. Mucha paciencia, saber andar por el campo, y tener una vista de lince, serán las principales características que debemos de tener para este tipo de caza.
La finca es una preciosidad, abunda el olivar y está repleta de zanjas con matorral que le sirve de cobijo a estos pequeños huidizos.
Una vez en el cazadero cada
uno tenemos nuestro camino, ya sabido de otras jornadas de caza, y tras bajarnos
del coche,nos preparamos, cargamos y nos disponemos a andar.
Juande cobrando un conejo. |
Lo dicho, en esta caza
no se puede ir con prisa, pues los conejos se encuentran fuera de las
madrigueras en las primeras horas del día y lo que pretendemos es dar con
ellos, mientras comen o esperan inmóviles en las bocas de las
madrigueras.
Tras unas pateada de
unas 3 horas y habiendo fijado anteriormente la hora de vernos en el coche
volvemos al punto de partida.
Ahora viene el sano pique
entre los dos,quién habrá matado más o quien habrá estado más ¨fallón¨ esta vez…Entre
risas y especulaciones vamos descargando el zurrón.
Juande y un servidor con una de las perchas |
Las perchas no son muy
abundantes, lo que prima aquí es la calidad del lance y el saber andar por el
campo, intentándole ganar la batalla a ese conejo que juega en su territorio.
De vuelta, parada en el
cortijo para tomar algo y refrescarnos en esa calurosa mañana de verano
y vuelta a Córdoba.Mientras, Juande siempre me entretiene con alguna historia de
tantas que tiene en esos campos de Dios.
Juande y un servidor en una buena jornada en Las Capitanas |
El placer de cazar contigo es mio. Allí la caza hay que ganarla y sufrirla un poco, Las Capitanas no te la regala. Y las gracias a la jefa, que es la que nos deja cazar allí. Un artículo entrañable. Muchas gracias. (Jd Agredano)
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