lunes, 15 de mayo de 2017

Monteando San Leonardo

Esta vez nos trasladamos a la sierra de Cardeña. Sierra conocida de sobra por cualquier montero por sus afamadas fincas de caza mayor.


Quedé un día para tomar café con un amigo de Cardeña,  Ángel, que es el presidente de una peña de allí del pueblo, Añedrac.


Mientras tomábamos café y charlando de caza ,me comenta que próximamente van a dar una montería cerca del pueblo, San Leonardo y tenía que ir a echar de comer, total que me dice que lo acompañe y como no, acepté la invitación.


Estando en la finca, me encandiló con una armada por la que pasamos, es la armada del ¨poste¨, una traviesa con unos puestos de testero impresionantes. Mientras estábamos allí me comentó que era una de las armadas punteras de la montería y que no solía fallar.


 Casi finalizada la temporada de caza hace un par de años, recibo una llamada de Ángel para decirme que se le ha quedado un puesto libre en una montería de su peña, San Leonaro, así que acepto, ya que tenía muchas ganas de montear con ellos.


Esta vez me acompañó al puesto mi padre, creo que no hay mejor compañero de caza que un  padre, se disfruta de una manera diferente estando con él en el puesto.
Mi padre, Juan Priego y un servidor.
De camino a la montería, le comento a mi padre que hace un tiempo estuve echando de comer en esa finca y que me había encantado una armada por la que pasé…¨ojala nos toque papá, nos podemos tiznar¨.


Llegamos a Cardeña y entre platos de migas y copas de anís, comienza el sorteo...No pude elegir sobre, puesto que me nombraron el último y tuve que coger el sobre que quedaba encima de la mesa, cuál fue mi sorpresa al abrirlo que sería el número 3 del poste...menuda suerte. Imaginaros de camino al puesto las suposiciones de mi padre y mías...


El puesto era una maravilla, un puesto de testero con bastante monte cerrado, pero por el que se podía ver algún que otro claro.






Puesto a izquierdas








Puesto a derechas
Nada más sacar el rifle mi padre ve en el testero de enfrente un cochino que se tapa inmediatamente sin darnos opción a tirarlo. Trascurre la mañana y las expectativas no decaían, de ahí tenía que salir algo si o si...pasando los perros por nuestro puesto, nos levantan otro marrano que nos pasa por detrás del puesto a escasos metros, pero que tampoco podemos tirar.


Trascurre la montería y vemos como el puesto del al lado, con el que nos veíamos, pero no veíamos su tiradero, empieza a tirar un cochino. Mientras el cochino venía con los perros apretado, el puesto vecino le descarga el cargador, y ya en el último tiro, podemos ver mi padre y yo como viene de cara a nuestro tiradero... encaro esperándolo a que cumpla, quito el seguro y espero que los perros lo sigan llevando a mi tiradero... se va acercando al sitio donde lo espero y ahí aparece, encaro de nuevo, quito el seguro y....POM… tiro certero que lo hace rodar testero abajo.
Momento del tiro

Una vez terminada la montería me acerqué con mi padre y comprobamos que era un machete con un bonito trofeo, imaginaos la ilusión, un cochino de los que gusta cobrar y además acompañado de mi padre.
Mi padre y yo junto al navajero


Tras unas fotos y marcarlo bien nos dirigimos a la junta donde comimos y charlamos con algunos amigos de Cardeña,  pero sin demorarnos mucho pues el tiempo preveía agua y esta no se hizo esperar.







San Leonardo me dejó muy buen sabor de boca, una finca preciosa, pocos puestos y el buen hacer de esta peña hizo hacer de ese día, un día que nunca olvidaré.

martes, 21 de marzo de 2017

Monteando en el Sauzal

Hoy voy a hablar de una montería en la que prima la calidad, a la cantidad. Pero no me refiero a la cantidad de reses, si no a la calidad de la gente y del ambiente de esta montería.

La finca de la que hablo es el Sauzal. El Sauzal es una finca que me trae unos recuerdos un tanto agridulces, dulces porque ahí junto a mi amigo Finito fue donde nos aventuramos a organizar nuestra primera montería en solitario y agrios porque nos hizo el peor día que os podéis imaginar, viento, niebla, agua...mucha agua,  y las cosas no salieron como hubiéramos querido, en fin, son cosas que pasan.


Esta finca es propiedad de unos familiares de un buen amigo mío, Finito.

Finito junto a su tío Migue son los que se encargan de organizar esta montería familiar, en la que abunda el buen ambiente y las cosas bien hechas.

Un servidor junto a los artífices, Finito y Migue


Junto con la invitación a la montería, Finito, siempre aconseja reservar habitación en un hotel que hay cerca de la finca, sabe de sobra que se de como se de la montería, el buen ambiente y las copas no van a faltar.

Quedamos siempre para la junta en un hotel cercano a la finca. Las mismas caras todos los años y muchos familiares de Finito son los que se dan cita allí aquel día. Tras unas palabras de Finito, unas indicaciones, un "Viva España" y un rezo por parte de su madre Isabel, nos dirigimos a los puestos.

Finito junto a su madre Isabel


Los puestos que me suelen dar Finito y Migue siempre son espectaculares, le comento que con ver la montería me es suficiente y siempre se porta dándome verdaderos puestos de vistas impresionantes y en los que siempre se ve caza.

Espectacular puesto en el que se puede ver parte del Sauzal


Como será la montería de entretenida que hasta mi novia, que no suele acompañarme a las monterias, esta no se la pierde nunca.


Isa, Nico Priego y ¨Turco¨




No se me olvidará como anécdota, hace un par de años, poniendo una armada, y habiendo dejado en el puesto número uno a nuestro amigo Victor, mientras me dirigía a mi puesto que sería el último, recibí un whatsapp de Victor en el que me mandaba una foto de un venado que se acababa de apiolar, trofeo digno de cualquier finca abierta.

Victor Garcia, Nico Priego y ¨Turco¨
Tras la montería lo que siempre está claro que no va a fallar es la comida y la fiesta. Llegamos al cortijo y ponemos en común lo que cada uno haya llevado, mientras Finito va preguntando uno a uno, que le ha parecido la montería, el puesto que le ha tocado, si ha visto algo...

Tras la comida, viene lo bueno, la guitarra, el cajón, alguien cantando... y en el mejor de los casos sacará su tío Migue una batería que junto con  varias guitarras y demás instrumentos harán que se monte allí una orquesta...Copas y más copas mientras la noche va cayendo y el frío va calando.


De izquierda a derecha; Borja, Quique Vicente, Finito, Nico y Fary



De izquierda a derecha; Fary, Tere, Carlos, Finito, Isa, Nico, Borja y Victor


Una montería de las que gustan, de las que ves la caza como algo secundario, ya que vas con la intención de pasar un día entre amigos, comer, berber... y si además tienes la suerte de tirar, pues te sale el día redondo.








domingo, 5 de marzo de 2017

Monteando en el Prizcalejo



Varias veces me habían ofrecido esta finca para montear, pero por una cosa o por otra nunca había podido asistir, hasta que hace un par de años cuadré fechas y me apunté a montear el Prizcalejo.

El Prizcalejo se encuentra en una zona muy montera de la sierra de Villaviciosa. Dirección Trasierra-Villaviciosa , o bien pasando Villaviciosa o atravesando el puente del orejón también se llega a esta bonita finca. Se encuentra flanqueada por fincas conocidas en el argot montero como, El reservado de las albertillas, La Campana o los Boquerones... 


El monte que posee es muy diverso, zonas de pinar, un arroyo que la delimita con los boquerones y la cañada de la zorra  y también bastante monte de cabeza, todo esto hace que esta finca saque unos puestos preciosos para montear. 

Ese día me acompañó al puesto mi hermano Gonzalo, que le gusta esto, pero no es que le quite el sueño tampoco... 


La junta se hizo en una explanada que hay próxima a la finca. 


Sorteamos, rezo de rigor y empezaron a la salir las armadas. 


Me tocó en suerte una traviesa, que anteriormente me habían comentado que no era mala, la traviesa del higuerón. Era una humbría que hacía forma de ¨V¨ y en el vértice de la ¨V¨ estaba el puesto. Dominabas por la parte delantera un testero de pinos hacía arriba y por detrás un cerro muy tupido de monte.
Cierva por el tiradero




Durante las primeas horas de la montería estuvimos entretenidos con las ciervas, pero de momento no había dado cara ningún venao ni cochino. 


Habiendo pasado el ecuador de la montería y sin perder de vista el pinar que tenía enfrente, veo como asoma por la parde de arriba una res... los nervios afloran y la garganta se me va secando, al ir solo, pienso que podía ser un venao… efectivamente era un venao, lo dejo que avance para abajo y se para, lo tenía parado de frente a uno 150 metros, mirándome... apunto, quito el seguro y dejándome el 
pecho de frente al descubierto le meto la cruz, aprieto y... POMMM, salta y acusa el tiro, va tocado y se sienta, por no secundar el tiro porque estaba ya en el suelo no lo tiro, cuando al minuto o así de estar tumbado en el suelo, se levanta de un salto y emprende una carrera hacía abajo con la inercia del terreno, le suelto otro tiro y lo toco trasero pero sigue...Gracias a Dios me lo remató el puesto de al lado. En ocasiones, la fuerza de estos animales es alucinante.


Gonzalo Priego y Nico Priego con el venao
Trascurre la montería y ya casi en el tiempo de descuento, escucho por la parte derecha del puesto y dentro de la caja del arroyo, algo que me hace ponerme en alerta, los perros ya habían pasado y  pienso que podía ser un cochino. Efectivamente, al tiempo lo veo gatear testero arriba, un cochinete que ni corto de perezoso se pasea por el pinar… encaro y le suelto un tiro, veo como lo acusa pero no cae, le suelto otro tiro...y así las 4 balas que tenía en la recamara…Cayó a unos 10 metros del último tiro.


Nico Priego junto al cochino.




Termina la montería y me dispongo a pistear con mi hermano Gonzalo. Primero, fuimos  a por el cochino que estaría muerto, y luego fuimos a por el venao. Seguimos la sangre que había en el mismo sitio donde estuvo tumbado y nos llevó hasta donde lo encontramos rematado por el puesto vecino, que decía que iba ya muerto. 


Recogimos, fotos de rigor y nos dirigimos hasta el cortijo que no estaba muy lejos. 


Esperamos que llegaran las reses, y emprenderíamos el camino hacía Córdoba.


Gonzalo Priego y un servidor con el resultado del puesto.



Buen sabor de boca el que me dejo el Prizcalejo y al que no dudé volver años posteriores, aunque ya sin tanta suerte como aquel día

sábado, 18 de febrero de 2017

Cazando en La Nava

Pienso que todos los cazadores tenemos predilección por alguna que otra finca, bien por haber hecho buenas perchas en ellas, por haber matado alguna buena res o por tenerle algun cariño especial.


En mi caso esta finca de la que hablo, La Nava, es por haber pasado mucho tiempo en ella, por haber pasado jornadas cinegeticas irrepetibles y por haber apredido a cazar allí...

La Nava
La culpa de que le tenga el aprecio que le tengo a esta finca, es mi buen amigo Angel.


Muchas son las horas que hemos pasado en esa finca,cazando y sin cazar.

Cazando en La Nava
Rara es la vez que sube Angel a la finca y no me llama para que lo acompañe...




A la memoria me vienen muchisimas jornadas de caza.Tiradas de palomas, con perchas que quedarán para el recuerdo y jornadas de palomas de las de no pegamos un tiro, habiendo echado previamente un buen rato en preparar cimbeles, puestos, señuelos...


De izquierda a derecha. Angel Gomez, ´´Finito´´ y  Nico Priego

También alguna que otra jornada de zorzales hemos echado en La Nava... algunos días de ensueño y otros de los que Angel se aburre y acude a mi puesto a contarme alguna batalla o para intentar cortarme algunos pantalones...


De izquierda a derecha. Nico Priego, Angel Gomez y Victor García.

Buena mañana de zorzales en La Nava


Recuerdo y creo que son los pantalones mas bien puestos que me han puesto en mi vida, aquella liebre, que después de llevar toda la mañana andando de un lado para otro, arranca de la orilla del carril y le suelto dos tiros sin tocarla, a esto que Angel desde otra perspectiva aún peor que la mía, le soltó un tiro y la hizo ``un taco´´...Me lo recordará el resto de mi vida...


Angel Gomez y Nico Priego con una buena percha de La Nava
También, me recordará de por vida,  aquel cochino  por la noche, ya de vuelta para la casa, se me paró en mitad del barbecho, y que si la luz del foco que no iba bien, que si los nervios, que si lo inesperado de aquel berraco a la luz de la luna....total que lo tiré y se fue sin tocar pelo.


Buen cochino cazado por Angel en La Nava.

Pero bueno, lo que prima en nuestras jornadas de caza, es el buen royo que hay entre los dos. Nos respetamos como si de hermanos se tratase y es que siempre que me invita a a cazar a La Nava, para mí es como si cazase en casa.







viernes, 10 de febrero de 2017

Monteando La Tejera

Que larga se hace una semana de trabajo, hasta que recibes una llamada para ser invitado a una montería. Esta vez eran los hermanos Cañete para ofrecerme una que darían ellos, la Tejera.


Llamé a mi amigo Ángel para que me acompañara ese día, así si no tirábamos, las risas estaban aseguradas.


Llegamos a la junta que sería en la explanada que hay junto en la Asuan, dirección Las Jaras. Muchas caras conocidas del mundo montero de Córdoba se daban cita esa mañana por allí. Eso te da una confianza, cuando llegas a una finca para montear y practicamente todas las caras son conocias, es un alivio, por lo menos bajo mi  punto de vista.


Cafe, migas, anís... y comienza el sorteo.


Nos tocó en suerte un cierre junto a la malla de Valdevientos. No teníamos ni idea  de donde íbamos, así que Angel y yo fuímos a preguntarle a los Cañete para que nos orientesen sobre el puesto. Con los nervios de la montería, nos dijeron que  no les disgusta el puesto, que a las 15:00 lo vemos...que típico esa coletilla de... a las 15:00 lo vemos...


Nos montamos el coche y después de un largo camino, llegamos al puesto.


Bajo mi punto de vista, tenía más pinta de cervuno que de cochinos, era bastante limpio, aunque por delante nos daba cara una vaguada con mucho monte, monte apretado del que nos podría sorprender algún cochinete si los perros lo trasteaban bien.


Tiradero de frente


Algunos fueron los tiros que se pegaron antes de la suelta. Siempre las reses son las primeras en poner tierra de por medio con el ajetreo de los coches entrando en la mancha, mientras que los cochinos esperan a que algún perro le apriete para abandonar su encame.

Por detras, nos entró alguna que otra cierva pero de momento no dio cara nada tirable.


Al llegar las rehalas a nuestro puesto, por la parte de atrás vimos correr alguna que otra ¨pepa¨ que andaban algo despistadas, sin saber que camino coger...



Cierva abandonando nuestro tiradero.


Trascurre la montería y nuestra paciencia empezaba a acabarse, los perros no daban cara a la vaguada de enfrente por lo que la posibilidad de salir algo de allí se iba acabando.


Estabamos contándonos batallas y acoplados en los catres, cuando de repente veo que se levanta corriendo Ángel y se encara el rifle...quita el seguro y POMMMM, tiró entre los chaparros, me levanté y conseguí ver que era una enorme cochina que venía zorreada, intentando abandonar el monte que teníamos por delante e intenta coger por mitad del ¨pelao¨, me lavanté y le suelté otro tiro que tocó a la cochina, aunque Angel anteriormente ya la había tocado... me dio tiempo a soltarle otro tiro que tambien la revuelca, pero no lo suficiente como para dejarla en el sitio, así que sigue sus pasos y se va por la parte de atras del puesto.


No dabamos crédito de lo que nos habia pasado,  no habíamos sido capaces de  dejar  patas arriba a esa enorme cochina y encima por ese ¨pelao¨ donde solo nos estorbaba la cochina, sabíamos que iba dada, pero el no haberla dejado en el sitio, nos hizo mofarnos uno del otro.

Por la encina de en medio apareceria la cochina
Pasaron los perros de vuelta y tocó recoger. Ahora tocaría pistear la cochina que por los revolcones que le pegamos, no estaría muy lejos.

Fuímos a los tiros y como imaginabamos había  rastro de sangre.Gracias a Ángel, que se le dá estupendamente esto de pistear, dimos con ella a unos 100 metros.

Angel Gomez y Nico Priego con la Cochina de la Tejera




Llegamos  a la comida y un catering extraordinario nos esperaba para darnos de comer.
Al acabar la comida, café y charla con los amigos que estaban por allí, que por suerte eran muchos.


Me acercqué a comentarle a los Cañete lo que habíamos hecho en el puesto, y le comento que he vuelto a tirar, y es verdad que siempre que me llaman para montear tengo la suerte de tirar...
Le damos las gracias y vuelta para la capital, esta vez no estaba muy lejos, en 15 o 20 minutos estabamos en casa.


La Tejera ya la había monteado anteriormente, pero siempre es placer montear una finca tan señera en el panorama cinegético estando además tan cerca de Cordoba.

viernes, 3 de febrero de 2017

Nos vamos de conejos a tierras Jiennenses.


La caza da muchos amigos, pero esta vez el que me llama para cazar con él, a pesar de que nos llevamos algunos años, es un amigo de estos con los que sabes que puedes contar para todo, y cuando hablo para todo, es para todo, es una persona que me ha enseñado muchas cosas y me ha dado consejos muy valiosos para la vida misma.

Esta vez me dispongo a cazar con mi gran amigo Juande Agredano. Juande es conocido en el mundo de la caza por haber tenido durante más de 20 años una rehala de las llamadas de ¨catrecillo¨. A sus espaldas cientos de monterías y cientos de reses abatidas. Con Juande he pasado jornadas inolvidables de caza menor.

La media veda siempre la inaguramos por tierras jiennenses y es que su mujer, Belén, tiene por allí un olivar dónde los conejos abundan.

Muy temprano quedo en su casa para recogerlo, cargamos el coche y sin demorarnos mucho,porque en pleno mes de agosto, no se puede estar en el campo pasando las 11 de la mañana, partimos hacia la primera parada, que será en el surtidor que hay camino de Madrid.
Tras un café,emprendemos la marcha, en poco menos de una hora llegamos a Las Capitanas.


 La modalidad que allí practicaremos es la caza del conejo a rececho. Mucha paciencia, saber andar por el campo, y tener una vista de lince, serán las principales características que debemos de tener para este tipo de caza.



La finca es una preciosidad, abunda el olivar y está repleta de zanjas con matorral que le sirve de cobijo a estos pequeños huidizos.

Una vez en el cazadero cada uno tenemos nuestro camino, ya sabido de otras jornadas de caza, y tras bajarnos del coche,nos preparamos, cargamos y nos disponemos a andar.


Juande cobrando un conejo.


Lo dicho, en esta caza no se puede ir con prisa, pues los conejos se encuentran fuera de las madrigueras en las primeras horas del día y lo que pretendemos es dar con ellos, mientras comen o esperan inmóviles en las bocas de las madrigueras.


Tras unas pateada de unas 3 horas y habiendo fijado anteriormente la hora de vernos en el coche volvemos al punto de partida.




Ahora viene el sano pique entre los dos,quién habrá matado más o quien habrá estado más ¨fallón¨ esta vez…Entre risas y especulaciones vamos descargando el zurrón.


Juande y un servidor con una de las perchas


Las perchas no son muy abundantes, lo que prima aquí es la calidad del lance y el saber andar por el campo, intentándole ganar la batalla a ese conejo que juega en su territorio.



Juande y un servidor en una buena jornada en Las Capitanas
De vuelta, parada en el cortijo para tomar algo y refrescarnos en esa calurosa mañana de verano y vuelta a Córdoba.Mientras, Juande siempre me entretiene con alguna historia de tantas que tiene en esos campos de Dios.


Juande y Nico Priego en el viaje de vuelta.




domingo, 29 de enero de 2017

Monteando el Cerro del Fraile

Nervioso y habiendo dormido poco la noche de antes por ser la primera de la temporada, me dispongo a recoger a mi compañero de puesto que este día  seria Victor. Muchos eran los meses que llevábamos esperando este día,
El día presagiaba agua, y esta no se hizo esperar.

Quedada en la puerta de su casa para recogerlo y comenzamos el viaje hasta Cardeña, donde se sitúa esta bonita finca que hoy tocaba montear. Si a la juntas siempre se llega con ganas, esta la cogeríamos con más si cabe por ser la primera del año.


Llegamos a la junta mientras despuntaba el día con unas nubes que presagiaban que el día de montería seria de todo menos cómodo.


Las primeras migas y las primeras copas de anís, desde luego yo, tomo sólo en época de montería y como no las caras de muchos amigos y conocidos





De izquierda a derecha, Victor García, Nico Priego y Jesús Bernier


Allí esperábamos todos impacientes la hora del sorteo mientras mirábamos el mapa de la mancha, a la vez se escuchaban todas clase de conjeturas sobre como podrían ser la corrida de las reses y así adivinar cuales serían los mejores puestos...empieza el sorteo.
Normas de rigor y poco después somos llamados. Nos toca el 1 del pantanillo, a priori no estaba muy bien situado pero con esto nunca se sabe.


Comienzan a salir las armadas y nos encaminamos a la mancha. Al llegar al puesto vemos que es un puesto algo complicado, cerrado, con algunas vaguadas que nos lo hacen aún mas complicado el tiradero y para colmo el agua, no paraba de llover.




Puesto de frente.


Era un puesto para cazar mas de odio que de vista dado lo complicado del terreno, así que con el agua que caía, no iba a ser nada fácil.


Quietos como estacas estábamos Victor y un servidor mientras el agua nos iba calando.La suelta se produce delante nuestra y en dirección opuesto a nuestro puesto, por lo que las pocas expectativas que teníamos se vieron aquerenciadas a que si algo salía por allí, lo haría a la vuelta de las rehalas,y así fue, paso toda la montería sin ver una solitaria "pepa" hasta que los perros de vuelta dieron cara a nuestra armada.
Tira el puesto de al lado nuestra y nos ponemos alerta, por los tiros y la dirección que llevan los perros, puede que venga hacia nuestro puesto...quitamos los tapones del visor para intentar ver algo con la que estaba cayendo y por el viso nos entran 4 marranos de buen porte, los esperamos a ver si bajan por la cañada que teníamos enfrente y daba cara a nuestro tiradero, pero nada..cogen el viso y se marchan sin que los podamos tirar.




Puesto a izquierdas




El mosqueo que teníamos iba aumentando, empapados, habiendo visto 4 marranos y sin poder haberlos tirado.


Ya casi con el toque de caracola y con los perros próximos a los camiones,veo por un testero que teníamos a nuestra derecha, un gran marrano que se pasea cogiendo lo mas sucio del testero, se lo digo a Victor e intentamos tirarlo en algún claro si se dejaba ver, pero nada, como buenos conocedores del terreno, iría por lo mas sucio del tiradero hasta dejarlo, mientras tanto entre las jaras y viéndolo de vez en cuando Victor lo tira, pero nada, eso era un golpe de fe...asi que se fué como era de esperar.


Llegamos al final de la montería y lo que en principio era un puesto de venados y bastante limpio, según nos dijeron en la junta, se convirtió en un puesto sucio y de marranos en el que en otra circunstancia, en cuanto al tiempo me refiero, puede que hubiéramos hecho carne.

Recogemos y vuelta a las carpas habilitadas para comer un rico y calentito cocido. De paso le comentamos a la orgánica nuestra experiencia en el puesto,siempre constructiva, para ver si puede servir para mejorarlo para el próximo año.


En el camino de vuelta agua y mas agua, mientras comentamos lo difícil que era el puesto y que para mas inri el agua se encargo de fastidiarlo un poco más, pero bueno, eso de la montería es así, así que entre risas y pronósticos para la próxima nos dirigimos hacia Cordoba...
Siempre es un placer conocer zonas nuevas de nuestra sierra.... en este caso era Cerro del Fraile...finca a la que sin duda volveremos.